El descubrimiento de los intentos de Qatar –y, según se ha sabido después, también Marruecos– de influir de forma ilegal en las decisiones del Parlamento Europeo (PE) ha sido calificado por su presidenta, Roberta Metsola, como un “ataque a la democracia europea” por parte de “actores malignos ligados a países autocráticos”. Pero ese intento de atacar a la democracia europea no habría tenido éxito si sus destinatarios no hubieran accedido a participar en la corrupta empresa de potencias extranjeras a cambio de groseras cantidades de dinero y lujosos regalos. Se desconoce el alcance de la red de favores e intereses tejida por sus instigadores, pero fue lo suficientemente serio como para poner en alerta a los servicios de seguridad del Estado de Bélgica. Los servicios secretos belgas llevan alrededor de un año trabajando en colaboración con sus homólogos de “varios países europeos” después de haber detectado una posible “amenaza” para la seguridad del Estado e indicios de injerencias políticas extranjeras, reveló ayer el Ministerio de Justicia. Hasta cinco países han colaborado, según Le Soir. En el centro de las pesquisas se halla el político italiano Pier Antonio Panzeri, que fue eurodiputado entre los años 2005 y 2019, un tiempo en el que ocupó diferentes puestos de responsabilidad que afectaban a las relaciones con los países del Magreb. Sus colegas socialistas recuerdan que siempre se alineaba estrechamente con Rabat.
El descubrimiento de los intentos de Qatar –y, según se ha sabido después, también Marruecos– de influir de forma ilegal en las decisiones del Parlamento Europeo (PE) ha sido calificado por su presidenta, Roberta Metsola, como un “ataque a la democracia europea” por parte de “actores malignos ligados a países autocráticos”.
Pero ese intento de atacar a la democracia europea no habría tenido éxito si sus destinatarios no hubieran accedido a participar en la corrupta empresa de potencias extranjeras a cambio de groseras cantidades de dinero y lujosos regalos. Se desconoce el alcance de la red de favores e intereses tejida por sus instigadores, pero fue lo suficientemente serio como para poner en alerta a los servicios de seguridad del Estado de Bélgica.
Los servicios secretos belgas llevan alrededor de un año trabajando en colaboración con sus homólogos de “varios países europeos” después de haber detectado una posible “amenaza” para la seguridad del Estado e indicios de injerencias políticas extranjeras, reveló ayer el Ministerio de Justicia. Hasta cinco países han colaborado, según Le Soir.
En el centro de las pesquisas se halla el político italiano Pier Antonio Panzeri, que fue eurodiputado entre los años 2005 y 2019, un tiempo en el que ocupó diferentes puestos de responsabilidad que afectaban a las relaciones con los países del Magreb. Sus colegas socialistas recuerdan que siempre se alineaba estrechamente con Rabat.